11 de junio de 2025

Trastornos del sueño y problemas de orina


11 de junio de 2025

Trastornos del sueño y su impacto en la salud

Trastornos del sueño y problemas de orina

¿Alguna vez te has despertado pensando: “dormí, pero no descansé”? Puede que no se trate solo de una mala noche, sino de algún trastorno del sueño que va mucho más allá de simplemente dormir poco. Estos trastornos afectan a millones de personas en el mundo y están relacionados con una serie de condiciones físicas y mentales (desde el insomnio hasta la apnea del sueño) que pueden impactar en tu estado de ánimo, debilitar tu sistema inmunológico e incluso poner en riesgo tu salud cardiovascular.

En este artículo te contaremos cuáles son los tipos más comunes de trastornos del sueño, qué los causa, cómo identificarlos y qué cambios puedes hacer en tu rutina para volver a descansar de verdad.

¿Qué son los trastornos del sueño?

Los trastornos del sueño son alteraciones persistentes en la cantidad, calidad o patrones del sueño que, al mantenerse en el tiempo, afectan la salud y el bienestar de quien los padece. Estas alteraciones pueden manifestarse como dificultad para conciliar el sueño, permanecer dormido, despertarse con frecuencia durante la noche o sentir somnolencia excesiva durante el día, y su origen puede estar relacionado con condiciones médicas, psicológicas o neurológicas, aunque también pueden deberse a hábitos de vida poco saludables.

Tipos de trastornos del sueño

No todos los trastornos del sueño son iguales. Algunos te impiden quedarte dormido, otros hacen que te despiertes constantemente o incluso que te duermas sin previo aviso durante el día, así que conocerlos bien puede ayudarte a identificar lo que te está pasando o entender mejor lo que vive alguien cercano. Aquí te contamos los más comunes:

Insomnio

Es el trastorno del sueño más común. Se caracteriza por la dificultad para conciliar o mantener el sueño, o despertarse demasiado temprano. Puede durar unos días (por estrés, preocupaciones o jet lag), pero si se vuelve constante, se considera crónico y entonces puede afectar la concentración y el estado de ánimo, así como provocarte dolores de cabeza y sensación de fatiga constante.

Apnea del sueño

Este trastorno hace que tu respiración se detenga por segundos (o incluso minutos) mientras duermes debido a una obstrucción en las vías respiratorias o un fallo en las señales que el cerebro manda a los músculos que controlan la respiración. La apnea del sueño suele ir acompañada de ronquidos fuertes y despertares repentinos y es más común en personas con sobrepeso. A largo plazo puede aumentar el riesgo de presión alta, diabetes tipo 2 y problemas del corazón.

Síndrome de piernas inquietas

¿Has tenido una sensación rara en las piernas cuando estás por dormir, como cosquilleo o necesidad urgente de moverlas? Esta condición neurológica puede ser parte del síndrome de piernas inquietas, intensificándose en las noches y arruinando por completo tu descanso. Muchas veces está relacionada con niveles bajos de hierro o enfermedades como la insuficiencia renal.

Narcolepsia

La narcolepsia es el tipo menos común, pero muy impactante. Es un trastorno neurológico que afecta la capacidad del cerebro para regular los ciclos de vigilia y sueño. Las personas con narcolepsia pueden quedarse dormidas repentinamente durante el día, experimentar cataplejía (pérdida repentina del tono muscular) y tener sueños vívidos al quedarse dormidas o despertarse.

Hipersomnia

En este caso, el problema no es la falta de sueño, sino el exceso. Las personas con hipersomnia duermen durante muchas horas, pero aun así nunca se sienten realmente descansadas. Este trastorno suele estar asociado a otras condiciones de salud, como la depresión, la apnea del sueño o ciertos efectos secundarios de medicamentos, y su impacto en la vida diaria es considerable ya que disminuye la energía, afecta la concentración y reduce el rendimiento en las actividades cotidianas.

Sonambulismo

El sonambulismo ocurre cuando una persona realiza acciones como levantarse, hablar o incluso caminar mientras sigue dormida. Es más común en niños, pero también puede presentarse en adultos, especialmente si hay mucho estrés, falta de sueño o consumo de alcohol, y aunque muchas veces no representa un peligro, puede derivar en cansancio al despertar o, en el peor de los casos, generar situaciones riesgosas como caídas o lesiones.

¿Qué síntomas aparecen con los trastornos del sueño?

Los síntomas de los trastornos del sueño pueden variar mucho, pero hay ciertas señales que tienden a repetirse en la mayoría de los casos. Por ejemplo, uno de los más comunes son esos momentos de estar dando vueltas en la cama o abrir los ojos constantemente a mitad de la noche, lo que se traduce en dificultad para conciliar el sueño o despertarse varias veces durante el ciclo de recuperación.

También es muy común experimentar somnolencia excesiva durante el día, incluso si crees que dormiste las horas suficientes. Esto se acompaña muchas veces de cambios en el estado de ánimo, irritabilidad o incluso tristeza sin una causa aparente. Además, cuando el cuerpo y la mente no descansan bien, se ven afectados procesos como la memoria, la concentración y la toma de decisiones.

Otro de los síntomas frecuentes son los dolores de cabeza al despertar o comportamientos anormales mientras duermes, como hablar o caminar dormido. Estos signos no siempre se notan de inmediato, pero con el tiempo impactan directamente en tu calidad de vida, por eso, detectarlos a tiempo es clave para evitar que el problema se agrave y derive en complicaciones médicas más serias.

¿Por qué aparecen los trastornos con el sueño?

Los trastornos del sueño pueden tener diferentes causas, desde factores biológicos hasta hábitos poco saludables. Algunas de las razones más comunes son:

Cambios hormonales

Durante etapas como la pubertad, el embarazo o la menopausia, las fluctuaciones hormonales pueden alterar el ritmo circadiano natural y afectar la calidad del sueño. En la adolescencia, por ejemplo, el reloj biológico suele desplazarse, lo que hace que muchos jóvenes tiendan a dormirse y despertarse más tarde.

En el caso de las mujeres, los cambios en los niveles de estrógeno y progesterona pueden provocar dificultades para conciliar el sueño, despertares frecuentes o insomnio. Y durante la menopausia, síntomas como los sofocos nocturnos, la sudoración excesiva y la ansiedad se suman a estos trastornos, generando noches interrumpidas y poco reparadoras.

Eso sí, estos cambios hormonales no son necesariamente patológicos; sin embargo, pueden desencadenar o agravar trastornos del sueño cuando se combinan con otros factores como el estrés, la ansiedad o malos hábitos de descanso.

Postparto

El periodo postparto es una de las etapas más desafiantes para el descanso, ya que el sueño suele verse interrumpido constantemente por el cuidado del bebé, las tomas nocturnas y los cambios en la dinámica familiar. A esto se suman fluctuaciones hormonales, como la disminución de progesterona y otros cambios neuroquímicos que pueden predisponer al insomnio, la ansiedad o incluso la depresión postparto, afectando aún más la calidad del sueño.

Además, muchas madres desarrollan una especie de hiperalerta nocturna que les impide dormir profundamente por miedo a que algo le ocurra al bebé, incluso cuando este ya está descansando. Por eso, es fundamental establecer dinámicas de cuidado basadas en las condiciones de cada familia, de modo que la responsabilidad se reparta y todos los involucrados puedan mantener ciclos de sueño saludables.

Malos hábitos de vida

El ritmo de vida actual suele llevarnos a adoptar hábitos poco amigables con el descanso. El consumo excesivo de cafeína durante el día, el alcohol por las noches, la falta de actividad física, el uso prolongado de pantallas antes de dormir o acostarse a diferentes horas cada día son solo algunos de los factores que desajustan el reloj interno del cuerpo.

A esto se suma el estrés crónico, que impide que el organismo se relaje de forma natural al final del día, dificultando no solo conciliar el sueño, sino también alcanzar un descanso profundo y reparador.

Consumo de ciertos medicamentos

Algunos fármacos pueden tener un efecto directo en tu ciclo del sueño, principalmente los medicamentos como los antidepresivos, antihipertensivos, corticosteroides o tratamientos para el asma, provocando incluso sueños vívidos o fragmentación del sueño. Por eso, es importante consultar con un profesional antes de comenzar o suspender cualquier tratamiento, sobre todo si notas que tu sueño ha cambiado desde que lo tomas.

Importancia del sueño, ¿cómo mejorar mis hábitos de descanso?

Durante el sueño, tu cuerpo repara tejidos, consolida la memoria y regula diversas funciones metabólicas y hormonales, por eso es fundamental que cuides tus hábitos diarios para asegurarte un descanso de calidad.

Una excelente forma de empezar es manteniendo horarios regulares para acostarte y levantarte, incluso los fines de semana, pues tu cuerpo responde mejor cuando tiene un ritmo constante. Además, procura tener una rutina relajante antes de dormir, como leer un libro, tomar un baño tibio o practicar ejercicios de respiración consciente.

También es importante que limites la exposición a pantallas al menos una hora antes de acostarte, ya que la luz azul que emiten puede interferir con la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño. De igual manera, evita la cafeína y el alcohol en la tarde y la noche, porque ambos estimulan tu sistema nervioso y pueden dificultar que concilies el sueño o tengas un descanso profundo.

Por otro lado, mantener una rutina regular de ejercicio físico es muy beneficioso, siempre y cuando no lo hagas justo antes de acostarte, ya que podría activar tu cuerpo cuando deberías estar relajándote. También, opta por cenar ligero y evita comidas pesadas en la noche para que tu cuerpo no tenga que esforzarse demasiado durante la digestión mientras duermes.

Sin embargo, si después de hacer estos cambios sigues teniendo problemas para dormir, lo mejor es que consultes a un profesional de la salud o a un especialista en trastornos del sueño, quienes podrán darte una orientación personalizada.

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