12 de enero de 2024

¿Alguna vez te ha pasado que al orinar tienes la sensación de que no salió todo o el flujo es débil? Si tu respuesta es sí, estás en el lugar correcto ya que en esta nota hablaremos de la micción interrumpida, la cual puede ser causada por el agrandamiento de la próstata en hombres o para ambos géneros por infecciones urinarias, cálculos renales o vejiga hiperactiva.
Sentir dificultad para orinar significa que cuesta iniciar o mantener el chorro de orina. Este problema puede aparecer en hombres y mujeres, aunque suele ser más común en hombres. Es común que la persona tenga ganas de orinar pero no logre hacerlo de forma fluida o completa, esto puede ser temporal o persistente y suele estar asociada a inflamaciones, infecciones de vías urinarias, estrechamiento uretral o cambios hormonales.
El flujo de orina débil o interrumpido describe cuando el chorro no es continuo o sale con poca fuerza. Es uno de los síntomas más comunes cuando hay problemas para orinar. Muchas personas lo notan como “goteo” o como si la orina se cortara varias veces. Esto puede relacionarse con obstrucción, próstata agrandada, infecciones, o incluso estrés del piso pélvico.
Tener ganas de orinar pero no lograr no siempre significa algo grave, pero sí indica que algo no permite que la vejiga se vacíe correctamente. A veces es estrés, tensión en el suelo pélvico o un bloqueo parcial. Cuando esto sucede más de una vez al día o por varios días, es importante consultar al médico para descartar causas como infección, inflamación o compresión de la uretra y llevar un tratamiento adecuado.
Como en todos los problemas, hay diferentes causas. Aquí te contaremos un poco de las causas más comunes.
Los bloqueos en las vías urinarias pueden ser causados por varios factores, como cálculos renales, infecciones, o agrandamiento de la próstata en hombres. Estos bloqueos impiden el flujo normal de orina, causando retención.
En algunos casos, los músculos de la vejiga no se contraen adecuadamente o están demasiado débiles, lo que dificulta la expulsión completa de la orina. Esto puede ser resultado de problemas neurológicos, medicamentos, o simplemente un debilitamiento de los músculos del suelo pélvico debido a la edad.
Los síntomas de la retención urinaria pueden incluir dificultad para comenzar a orinar, un flujo débil o interrumpido, la sensación de no haber vaciado completamente la vejiga, y en casos graves, la incapacidad total para orinar.
Una micción interrumpida puede ser generada por problemas temporales como infecciones, inflamaciones o el uso de ciertos medicamentos. También puede ser indicativo de condiciones más serias como problemas de próstata, trastornos neurológicos o bloqueos físicos
El diagnóstico de problemas urinarios generalmente comienza con una revisión de los síntomas y un examen físico. Los exámenes pueden incluir análisis de orina, ultrasonidos, estudios urodinámicos o, en algunos casos, una cistoscopia para examinar el interior de la vejiga y la uretra.
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