19 de junio de 2025
La sequedad vaginal es una condición mucho más común de lo que se cree, especialmente en mujeres mayores de 45 años. Y aunque puede causar incomodidad, irritación e incluso afectar la vida sexual, lo cierto es que, con los cuidados adecuados, es posible aliviar sus síntomas y recuperar el bienestar íntimo.
En este artículo te explicamos qué es la sequedad vaginal, por qué ocurre, cómo identificarla y, lo más importante, cómo cuidar tu piel íntima para sentirte cómoda, segura y en equilibrio con tu cuerpo.
La sequedad vaginal es la disminución de la lubricación natural que mantiene húmeda y protegida la mucosa vaginal. Desde el punto de vista fisiológico, esta mucosa está compuesta por un tejido que se mantiene lubricado gracias a las secreciones de las glándulas del cuello uterino y a un flujo sanguíneo adecuado en la zona. Su principal función es proteger la vagina frente a fricciones, infecciones y desequilibrios en el pH.
Sin embargo, cuando este sistema se altera y existe una falta de humedad en la zona, puede provocar sensaciones incómodas como ardor, picazón, tirantez o dolor durante las relaciones sexuales, y aunque puede aparecer en cualquier etapa de la vida, es más común a partir de los 45 años, cuando los niveles de estrógeno comienzan a disminuir.
Ahora bien, es fundamental distinguir entre la sequedad ocasional, asociada a factores como el estrés, ciertos medicamentos o el uso de productos irritantes, y la sequedad persistente, que tiene un origen hormonal. En ambos casos, existen medidas que pueden ayudar a recuperar la comodidad íntima y prevenir que esta condición afecte la calidad de vida.
Contrario a lo que muchos piensan, la lubricación vaginal no solo está relacionada con el placer sexual, sino que también desempeña un papel fundamental en la salud íntima. Una buena lubricación ayuda a prevenir microlesiones, infecciones y molestias en la zona genital; además, contribuye a mantener el pH vaginal en equilibrio y una flora bacteriana saludable, lo que refuerza la protección natural contra agentes externos.
Por eso, cuidar la hidratación íntima no solo favorece el confort físico, sino que también impacta positivamente en la autoestima y el bienestar general.
Las causas de la sequedad vaginal pueden ser variadas, pero la mayoría están relacionadas con alteraciones hormonales y algunos factores externos. A continuación, te contamos los más frecuentes.
Los estrógenos son responsables de mantener el grosor, la elasticidad y la humedad de la mucosa vaginal. Cuando sus niveles bajan, como ocurre de forma natural con la edad, el tejido se vuelve más delgado y seco, afectando directamente la capacidad del cuerpo para producir lubricación natural, lo que se traduce en incomodidad. También puede verse afectada la circulación sanguínea en la zona, disminuyendo el estímulo que favorece la producción de fluidos.
Algunos anticonceptivos hormonales, especialmente aquellos que contienen progestina, pueden alterar el equilibrio natural del cuerpo y reducir los niveles de estrógenos. Esto puede provocar sequedad vaginal incluso en mujeres jóvenes, por lo que es importante estar atentas a cualquier cambio en la zona íntima y consultar al ginecólogo si las molestias se vuelven persistentes.
Además, ciertos métodos anticonceptivos pueden disminuir el deseo sexual, lo que a su vez puede influir en la lubricación natural. Por ello, es fundamental revisar cómo responde el cuerpo y hablar con un especialista para encontrar la opción más adecuada según cada etapa y necesidad.
La perimenopausia es la etapa de transición hacia la menopausia, y puede comenzar varios años antes del último periodo menstrual. Durante este tiempo, los niveles hormonales fluctúan constantemente, lo que puede causar síntomas como bochornos, alteraciones en el sueño y resequedad vaginal.
Por ello es de suma importancia identificar esta etapa para tomar decisiones informadas sobre el cuidado de la salud íntima. De hecho, muchas mujeres también experimentan cambios emocionales, fatiga o estrés, los cuales pueden incidir negativamente en la salud sexual y la lubricación.
La menopausia marca el final de la menstruación y se confirma cuando una mujer no ha tenido su periodo por 12 meses consecutivos. En esta fase, los estrógenos disminuyen significativamente, lo que lleva a cambios notorios en la piel vaginal: se vuelve más frágil, pierde elasticidad y se reseca con mayor facilidad. Muchas mujeres también presentan una disminución en la libido, y pueden sentir inseguridad o vergüenza de hablar del tema, lo cual retrasa la búsqueda de soluciones efectivas.
Aunque la sequedad vaginal puede manifestarse de diferentes formas, uno de los síntomas más comunes es la picazón o ardor en la zona íntima, que suele estar acompañada de una sensación constante de tirantez o incomodidad, incluso al caminar o realizar actividades cotidianas.
También es frecuente experimentar dolor o molestia durante las relaciones sexuales, una condición conocida como dispareunia. Esta situación puede dificultar o incluso impedir el disfrute de la vida sexual, afectando la intimidad y el bienestar emocional. Además, la irritación o el enrojecimiento en la zona vulvar son signos visibles que alertan sobre un desequilibrio en la lubricación natural.
Otro síntoma importante es el aumento en la frecuencia de infecciones vaginales. La falta de humedad puede provocar microlesiones y alterar el pH vaginal, lo que facilita el crecimiento de bacterias o levaduras.
Aunque, si bien todos estos indicios son comunes, no deben normalizarse ni pasarse por alto ya que pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida. Si has identificado alguno de ellos o tienes duda respecto a cómo mantener la humedad de tu zona íntima, acércate con un profesional de la salud para encontrar una solución adecuada.
Cuidar la piel íntima va mucho más allá de una higiene diaria básica; requiere establecer una rutina que respete la fisiología de una zona especialmente delicada. Lo ideal es elegir productos suaves, sin fragancias ni alcohol, que no alteren el pH natural, así como incluir cremas o geles hidratantes específicos para aliviar la tirantez y devolver la sensación de confort.
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Pero si, además, hay molestias durante las relaciones sexuales, te recomendamos el uso de lubricantes a base de agua o silicona, libres de parabenos y químicos agresivos. Estos no solo disminuyen la fricción, también previenen microlesiones y cuidan la mucosa vaginal.
Asimismo, el uso de ropa interior de algodón, holgada y transpirable ayuda a la salud íntima, al igual que llevar una alimentación equilibrada, rica en ácidos grasos y antioxidantes, y mantener una buena hidratación.
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Recuerda, tu zona íntima merece el mismo cuidado que el resto de tu cuerpo, o incluso un poco más, por eso es importante que acudas al ginecólogo en casos de resequedad persistente, quien puede orientarte sobre tratamientos hormonales locales o terapias alternativas que mejoren tu calidad de vida.