21 de octubre de 2025

¿Para qué sirven los estrógenos en la mujer?


21 de octubre de 2025

Importancia del estrógeno en la mujer, ¿para qué sirve?

Para qué sirven los estrógenos

Cuando se habla de hormonas femeninas, el estrógeno suele ser el gran protagonista, y con justa razón, pues esta hormona influye prácticamente en todos los aspectos del bienestar femenino, desde el ciclo menstrual y la fertilidad, hasta el estado de ánimo, la piel y la salud ósea. Sin embargo, pocas veces se explica para qué sirven realmente y cómo sus fluctuaciones naturales pueden impactar en distintas etapas de la vida.

Comprender cómo funcionan los estrógenos te permitirá conocer mejor tu cuerpo y reconocer cuándo es momento de consultar a un especialista o hacer algunos ajustes en tus hábitos diarios. Y para que tengas más claridad sobre qué son y cómo actúan, aquí te lo explicamos.

¿Qué son los estrógenos?

El estrógeno es una hormona sexual que cumple un papel fundamental en el desarrollo y funcionamiento del cuerpo femenino. Aunque tanto hombres como mujeres la producen, en las mujeres los estrógenos se generan principalmente en los ovarios, y en menor medida en las glándulas suprarrenales y el tejido adiposo.

Su presencia regula procesos biológicos esenciales, como el crecimiento de los órganos reproductivos, el ciclo menstrual y la distribución de grasa corporal, aunque también impacta la salud ósea, cardiovascular, cerebral e incluso la apariencia de la piel y el cabello.

Existen tres tipos principales de estrógeno:

  • Estradiol: es el más potente y el que predomina durante la etapa reproductiva.
  • Estrona: se mantiene en el cuerpo después de la menopausia.
  • Estriol: se produce principalmente durante el embarazo.

Cada uno de ellos cumple funciones específicas, pero en conjunto son los responsables de mantener el equilibrio hormonal y general del cuerpo femenino.

Funciones principales del estrógeno

Cuando te preguntas para qué sirven los estrógenos, la respuesta abarca muchos ámbitos del organismo y puede ser un poco confusa. Por eso, y para que no queden más dudas, a continuación, te explicamos sus principales funciones:

Primeramente, el estrógeno estimula el crecimiento del revestimiento del útero (endometrio) y prepara al cuerpo para la ovulación. Además, ayuda a mantener un equilibrio con la progesterona, otra hormona clave del ciclo menstrual.

Asimismo, ayuda a conservar la densidad ósea, evitando la pérdida de calcio. Por eso, cuando los niveles de estrógeno bajan (por ejemplo, durante la menopausia), el riesgo de osteoporosis aumenta.

Por otro lado, el estrógeno ayuda a mantener niveles saludables de colesterol y favorece la elasticidad de los vasos sanguíneos, lo que mejora la circulación. También estimula la producción de colágeno y contribuye a que la piel se mantenga hidratada, firme y flexible, evitando que la piel se reseque y que el cabello se vuelve más fino o quebradizo.

Otra de las funciones es la estimulación de la producción de moco cervical que ayuda a mantener la elasticidad de la zona íntima. De hecho, cuando este baja, puede presentarse resequedad, picazón o incluso leves pérdidas de orina.

Finalmente, también influyen en neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, responsables del bienestar emocional. Incluso, un descenso en sus niveles puede afectar el ánimo, la concentración y la memoria.

En resumen, los estrógenos no solo están relacionados con la reproducción, sino con gran parte del equilibrio físico y emocional de las mujeres.

Síntomas asociados al estado de los estrógenos

Los niveles de estrógeno no son estáticos; cambian con el tiempo y según las condiciones de salud o el estilo de vida. Tanto un exceso como una deficiencia pueden generar síntomas notables, entre los que destacan:

Estrógeno alto

Tener niveles elevados de estrógeno puede deberse a factores como sobrepeso, tratamientos hormonales o desequilibrios en otras hormonas. Entre los síntomas más comunes están: hinchazón o retención de líquidos; sensibilidad en los senos; cambios en el estado de ánimo; dolores de cabeza frecuentes, y ciclos menstruales irregulares o más abundantes.

En estos casos, lo recomendable es acudir al médico para evaluar el equilibrio hormonal general y, si es necesario, ajustar el tratamiento o los hábitos alimenticios.

Estrógeno bajo

Por otro lado, los niveles bajos de estrógeno suelen aparecer con la edad, especialmente durante la perimenopausia y la menopausia. Algunos síntomas incluyen: resequedad vaginal; disminución de la libido; cambios en la piel y el cabello (más resecos o quebradizos); sofocos o sudores nocturnos; cambios de humor y dificultad para dormir, y pérdida de masa ósea y dolor en las articulaciones.

Si bien estos cambios son completamente naturales, pueden tratarse o aliviarse con acompañamiento médico y hábitos saludables.

Relación del estrógeno con la menopausia

Durante la menopausia, los ovarios van produciendo cada vez menos estrógeno, algo que puede empezar años antes, en la llamada perimenopausia, y continuar hasta que el cuerpo deja de ovular por completo.

Cuando esto pasa, aparecen muchos de los síntomas más comunes: sofocos, cambios de humor, resequedad vaginal o molestias urinarias. Incluso puede afectar cómo se distribuye la grasa en el cuerpo, haciendo que sea más fácil acumularla en el abdomen.

Aunque esta bajada de estrógeno es parte natural del proceso, conocer sus efectos te ayuda a actuar a tiempo, desde cuidar lo que comes y tomas, hasta incluir ejercicios que fortalezcan el suelo pélvico y mejoren tu bienestar íntimo.

Terapias con estrógenos, ¿son seguras?

Una de las opciones más comunes para aliviar los síntomas del déficit hormonal es la terapia de reemplazo hormonal, que busca restablecer los niveles de estrógeno y, en algunos casos, de progesterona.

Y sí, este tipo de tratamiento puede ayudar a reducir los sofocos, mejorar la salud vaginal, mantener la densidad ósea y favorecer el descanso. Sin embargo, no todas las mujeres son candidatas para esta terapia ya que puede provocar algunos efectos adversos como sensibilidad o dolor en los senos, dolores de cabeza, náuseas, aumento de coágulos sanguíneos o incluso situaciones más delicadas como cáncer, por eso, es fundamental que sea prescrita y monitoreada por un especialista.

Aun así, existen alternativas naturales o complementarias, como fitoestrógenos (presentes en alimentos como la soya o el lino), suplementos vitamínicos y terapias basadas en ejercicio, meditación o ajustes en la dieta que pueden favorecer este déficit hormonal, aunque en cualquiera de los casos, siempre debe estar orientado por un especialista en salud.

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No lo olvides, los estrógenos cumplen un papel esencial en tu bienestar, pero los cambios que trae su disminución son completamente naturales. Lo más importante es conocer tu cuerpo, escucharlo y acompañarlo con buenos hábitos, revisiones médicas y productos que te hagan sentir segura y cómoda.