27 de agosto de 2019

Parkinson e incontinencia


27 de agosto de 2019

Parkinson e incontinencia

El Parkinson, una enfermedad neurodegenerativa que afecta a millones de personas en todo el mundo, se caracteriza principalmente por sus síntomas motores como temblores, rigidez muscular y dificultades en el movimiento. Sin embargo, hay aspectos menos conocidos pero igualmente importantes de esta condición, como la incontinencia urinaria. Esta complicación, resultado de la disfunción neuromuscular asociada con el Parkinson, puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de los pacientes.

¿Qué es el Parkinson?

El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que afecta el sistema nervioso central, provocando la pérdida gradual de células nerviosas productoras de dopamina en una región específica del cerebro. Esta disminución de dopamina resulta en síntomas motores como temblores, rigidez muscular, bradicinesia e inestabilidad postural, junto con síntomas no motores como depresión, trastornos del sueño y cambios en el estado de ánimo. Aunque no tiene cura, existen tratamientos para controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes, como medicamentos, terapias físicas y cirugía en algunos casos. La enfermedad es progresiva y su manejo suele ser individualizado, adaptándose a medida que avanza la enfermedad.

Causas del Parkinson

Se presenta cuando se dañan o mueren las células nerviosas, o neuronas, en el cerebro. Aunque muchas áreas del cerebro se ven afectadas, los síntomas más comunes son el resultado de la pérdida de neuronas en un área cerca de la base del cerebro conocida como sustancia negra.

Síntomas del Parkinson

Los cuatro principales síntomas de la enfermedad de Parkinson son:

  1. Temblor: El temblor asociado con la enfermedad tiene una apariencia característica. Típicamente, el temblor toma la forma de un movimiento rítmico hacia adelante y hacia atrás a una velocidad de 4-6 latidos por segundo. Es más obvio cuando la mano está en reposo o cuando la persona está bajo estrés. El temblor generalmente desaparece durante el sueño o mejora con el movimiento intencional.
  2. Rigidez: La rigidez o resistencia al movimiento, afecta a la mayoría de las personas con enfermedad de Parkinson. Los músculos permanecen constantemente tensos y contraídos y la persona tiene dolor o se siente tiesa. La rigidez se vuelve obvia cuando alguien más trata de mover o extender el brazo de la persona
  3. Bradicinesia: Esta disminución del movimiento espontáneo y automático es particularmente frustrante debido a que puede hacer que las tareas sencillas se vuelvan difíciles. A menudo hay una disminución de las expresiones faciales.
  4. Inestabilidad postural: La inestabilidad postural, o deterioro del equilibrio, hace que las personas afectadas se caigan fácilmente.

Incontinencia urinaria y Enfermedad de Parkinson

Debido a que el Parkinson puede afectar la función motora y muscular a lo largo del cuerpo, las complicaciones en los canales urinarios se hacen presentes, y son causados por anormalidades en la función muscular de varios esfínteres, uno de los cuales se encarga del vaciamiento controlado de orina.

Otra causa puede ser la rigidez muscular que los pacientes con Parkinson experimentan, causando que los músculos pélvicos no se relajen de manera rápida y completa, provocando disminución de orina.

El Parkinson también puede causar vejiga hiperactiva, causando una contracción muscular más frecuente de lo normal. En algunas ocasiones, la vejiga urinaria puede contraerse involuntariamente, con poca o ninguna advertencia. Es decir, se presenta Incontinencia de esfuerzo o de urgencia.

Manejo y tratamiento de la incontinencia urinaria en personas con Parkinson

El manejo y tratamiento de la incontinencia urinaria en personas con Parkinson requiere un enfoque multidisciplinario que aborde tanto los síntomas motores como los no motores de la enfermedad.

En primer lugar, es importante realizar una evaluación completa para identificar la causa específica de la incontinencia, que puede incluir la disfunción de los esfínteres urinarios, la rigidez muscular o la vejiga hiperactiva. El tratamiento puede implicar cambios en el estilo de vida, como programar las visitas al baño, evitar el consumo excesivo de líquidos antes de acostarse y realizar ejercicios para fortalecer los músculos del suelo pélvico. Además, se pueden recetar medicamentos para controlar la hiperactividad de la vejiga o realizar terapias de reeducación vesical. En casos graves, puede ser necesario el uso de dispositivos de contención urinaria o incluso intervenciones quirúrgicas.

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