24 de Marzo de 2023
La epilepsia es un trastorno del cerebro en el cual grupos de células nerviosas o neuronas en el cerebro, transmiten a veces las señales en una forma anormal. Las neuronas normalmente generan impulsos electroquímicos que actúan sobre otras neuronas, glándulas y músculos para producir pensamientos, sentimientos humanos y acciones.
La incontinencia se puede generar como consecuencia de la epilepsia y sus convulsiones, porque las señales del cerebro que controlan la vejiga y el intestino se ven afectadas.
Según datos recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que aproximadamente 50 millones de personas en todo el mundo viven con epilepsia, convirtiéndola en una de las enfermedades neurológicas más comunes a nivel global. En cuanto a la incontinencia, es importante destacar que afecta a personas de todas las edades, pero se vuelve más prevalente con el envejecimiento. Según la Fundación Internacional de Incontinencia (IFF), se estima que al menos 200 millones de personas en todo el mundo experimentan algún grado de incontinencia urinaria. Si tienes ganas de orinar a cada rato pero orinas poco, podrías presentar incontinencia y deberías consultar a un especialista.
El foco epileptógeno genera descargas eléctricas en el cerebro, lo que origina una disfunción cerebral, ocasionando que no lleguen las señales correctas o de buena forma al Sistema Nervioso Central, y por lo tanto haya un mal funcionamiento del sistema autónomo de los esfínteres. Es por esto, que en cada crisis convulsiva la relajación y contracción de esfínteres (vejiga, intestino) al no haber un control autónomo, provoca descargas de rebosamiento y en muchas ocasiones fecal. Las causas principales causas de la incontinencia por epilepsia son:
Durante una crisis epiléptica, las descargas eléctricas anormales en el cerebro pueden alterar las funciones que controlan los esfínteres. Esta disfunción cerebral impide que las señales nerviosas lleguen correctamente, afectando la capacidad del cuerpo para retener la orina o las heces.
Las convulsiones pueden generar una pérdida momentánea del control muscular, incluyendo los músculos responsables de mantener cerrados los esfínteres. Esta pérdida involuntaria del control contribuye a la aparición de incontinencia durante o después del episodio epiléptico.
Después de una crisis epiléptica, es común que la persona experimente un estado de confusión o desorientación. Esta alteración del estado mental dificulta la capacidad de responder a la necesidad de ir al baño, lo que puede derivar en incontinencia accidental.
Náuseas: una señal de alerta es una sensación incómoda que sube desde el estómago, conocida como aura epigástrica. Aunque muchas personas podrían asociarla con malestares estomacales, es un síntoma frecuente en algunos tipos de epilepsia.
Hormigueo en el cuerpo: si sientes hormigueo o adormecimiento en manos, pies u otras partes del cuerpo, podría estar relacionado con la epilepsia del lóbulo parietal o frontal.
Luces, figuras y distorsión auditiva: ver luces, colores o formas que no están realmente allí puede ser una señal de epilepsia en el área posterior del cerebro, específicamente en el lóbulo temporal posterior, parietal y occipital. Asimismo, sonidos extraños o la distorsión del sonido podrían estar asociados a epilepsias en las zonas temporales, neocorticales, operculares e insulares.
Miedo: sensación de temor inexplicable, a menudo relacionada con ciertas crisis epilépticas.
Déjà vus frecuentes: experiencias recurrentes de familiaridad intensa en situaciones nuevas, asociadas con epilepsia del lóbulo temporal.
La epilepsia se manifiesta a través de diferentes tipos de crisis, las cuales se clasifican según el área del cerebro afectada y los síntomas que presentan. Estas se dividen en dos grandes categorías principales: las crisis focales o parciales y las crisis generalizadas, conozcamos un poco más de cada una.
Simples: En una crisis epiléptica focal con síntomas motores se producen sacudidas rítmicas de una parte del cuerpo durante segundos o minutos.
Complejas: La persona pierde el conocimiento sin perder el tono muscular, se queda inmóvil sin responder varios segundos o unos pocos minutos.
De ausencia: Desconexión del medio sin convulsiones asociadas, si bien pueden acompañarse de signos motores (parpadeos, masticación, chupeteo, etc.), a estas crisis también se les llama de pequeño mal.
Motora o de convulsión: Crisis que se origina simultáneamente en ambos hemisferios y atacando a ambos lóbulos, se le denomina como tónico-clónica y se manifiesta con caída al suelo, de duración breve, sacudidas musculares, mordedura de lengua, salivación excesiva y pérdida del control de esfínteres (Incontinencia).
Incontinencia urinaria: La incontinencia urinaria se presenta como goteos de orina, desde leves hasta severos, también hay diferentes tipos de ella como lo son la incontinencia mixta, incontinencia de esfuerzo o de rebosamiento, según sus causas. Lee este contenido que creamos para ti, así sabrás qué tipo de incontinencia tienes.
Incontinencia fecal: es la pérdida involuntaria del control para evacuar, lo que provoca la salida inesperada de heces. Puede variar desde pequeñas fugas hasta la evacuación completa, y suele estar relacionada con problemas en los músculos o nervios que controlan el recto y el ano.
El foco epileptógeno genera descargas eléctricas en el cerebro, lo que origina una disfunción cerebral, ocasionando que no lleguen las señales correctas o de buena forma al Sistema Nervioso Central, y por lo tanto haya un mal funcionamiento del sistema autónomo de los esfínteres. Es por esto, que en cada crisis convulsiva la relajación y contracción de esfínteres (vejiga, intestino) al no haber un control autónomo, provoca descargas de rebosamiento y en muchas ocasiones fecal.
En adultos mayores genera un daño que con el paso del tiempo con el deterioro natural del cuerpo, puede verse reflejado de manera más frecuente en incontinencia de esfuerzo y/o urgencia.
El tratamiento de la epilepsia y la incontinencia varía según las necesidades individuales de cada paciente y la gravedad de los síntomas. Para la epilepsia, los enfoques terapéuticos pueden incluir medicamentos antiepilépticos, cirugía, estimulación del nervio vago o dieta cetogénica, dependiendo del tipo y la frecuencia de las convulsiones.
En el caso de la incontinencia, los tratamientos pueden incluir cambios en el estilo de vida, fisioterapia, medicamentos, dispositivos médicos como los catéteres, y en casos más graves, procedimientos quirúrgicos para corregir anomalías subyacentes. Para obtener un diagnóstico, debes consultar con tu médico y es él quien elegirá el tratamiento adecuado.
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